Pólipos del colon y del recto

¿Qué son los pólipos?

Es el crecimiento de la capa más interna del colon o el recto. Pueden aparecer en cualquier segmento del intestino y son un padecimiento benigno, aunque algunos pólipos pueden desarrollar una transformación maligna.

Signos y síntomas

Habitualmente los pólipos son asintomáticos, y son diagnosticados durante estudios endosópicos (colonoscopía) o estudios radiológicos con contraste. En algunas ocasiones pueden presentar sangrado, salida de moco por ano o cambios en el hábito de las evacuaciones.

Diagnóstico

El método diagnóstico más recomendado para los pólipos de colon y recto es el estudio endoscópico. La colonoscopía además de ser una herramienta diagnóstica puede ser una herramienta terapéutica (tratamiento), y permite la biopsia y/o resección de los pólipos encontrados. Otras formas de diagnóstico son la rectosigmoidoscopía rígida y la rectosigmoidoscopía flexible, que tienen la desventaja que no estudian todo el colon. Ante cualquier hallazgo anormal en una rectosigmoidoscopía se sugiere realizar una colonoscopía.

Los estudios de colonoscopía requieren de una preparación completa del colon, además de sedación durante el estudio, pero es un procedimiento ambulatorio que no ocasiona dolor. Los estudios de rectosigmoidoscopía se puede realizar después de administrar un enema evacuante e inclusive sin sedación.

Tratamiento

La recomendación es eliminar en la medida de lo posible los pólipos encontrados en el colon y recto, ya que no sabemos el comportamiento que podrán tener. Los pólipos muy grandes o con alto riesgo de complicaciones durante la resección colonoscópica requieren de una resección por medio de cirugía.

Seguimiento

Una vez que se ha tratado un pólipo, se recomienda mantener un seguimiento ya que pueden aparecer nuevos pólipos, el cual se basará en el tipo de pólipo y el tamaño del mismo.

La prevención del cáncer colorrectal se basa en la detección oportuna de pólipos y lesiones antes de su progresión y crecimiento hacia tumores malignos. Actualmente las guías internacionales recomiendan que toda persona se realice una colonoscopía a partir de los 45 años aunque se encuentren asintomáticos. En caso de presentar síntomas de alarma dicho estudio se puede realizar a una edad más joven.

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